¿Sabías que existe la Ansiedad Matemática?
Quizás te resulte novedoso hablar de Ansiedad Matemática, sin embargo, hay una probabilidad total de que conozcas a alguien que la haya padecido o quizás sea tu propio caso. Seguro que has compartido curso con alguna persona que al llegar el momento de hacer una prueba de matemáticas se echaba a temblar, sudores fríos, nerviosismo, bloqueo mental, inseguridad en sus capacidades, etc.
La ansiedad matemática consiste en una respuesta afectiva, conductual y cognitiva a una amenaza percibida que se produce como respuesta a situaciones en la que está implicada dicha disciplina. A lo largo de mi experiencia me he encontrado muchos casos donde la dificultad estaba en una serie de creencias o reacciones nerviosas y no en la capacidad intelectual. Esto me llevó a investigar sobre el tema y encontré una explicación psicológica.
Por una parte, cualquier problema matemático requiere de un aspecto cognitivo, es decir, es imprescindible la memoria de trabajo para un buen razonamiento. Si estamos en una situación de estrés o ansiedad este aspecto se ve comprometido sufriendo una pérdida en la capacidad de concentración y en el procesamiento de la información.
Y por otra parte, está presente el aspecto emocional. La amígdala desempeña un papel importante en el aprendizaje y control de las reacciones de miedo y ansiedad, y concretamente en los procesos de aprendizaje emocional implícito. Esta estructura cerebral participa en el procesamiento no consciente de estímulos emocionales y actúa como un sistema rápido que nos alerta. De por sí las matemáticas ya cargan con una etiqueta de ser una disciplina difícil o incomprensible, si le añadimos alguna experiencia hostil que despierte preocupación o temor tendremos el mix para desarrollar ansiedad matemática, repercutiendo así en la autoestima y en la confianza. Esto desemboca en la evitación de situaciones que involucren los números o en la procrastinación de tareas relacionadas.

Ambos aspectos se refuerzan mutuamente. Por lo tanto, los pensamientos negativos y preocupaciones pueden generar emociones desagradables. Éstas, en consecuencia, pueden afectar el rendimiento cognitivo y la actitud hacia dicha disciplina.
Podemos pensar que esto se queda como una anécdota del periodo de estudiante y que el sufrimiento acaba evitar las matemáticas. ¿Has oído decir: “me cogí la rama de letras para esquivar las matemáticas”? ¿O “me habría gustado estudiar X pero como tenía matemáticas cambié de idea”? Estas creencias incapacitantes afectan al autoconcepto, por tanto, condicionan en mayor o menor medida las decisiones laborales y cotidianas. Además de que esa tensión no desaparece, sigue asomándose cuando hay matemáticas de por medio.
Más allá del típico ejemplo de la compra y saber hacer la cuenta para pagar de forma justa, imagínate en la situación de querer pedir una hipoteca y valorar diferentes propuestas o gestionar la economía del hogar o de un negocio, planear un viaje y poder gestionar esto con herramientas prácticas, con confianza y seguridad. Superando la ansiedad matemática podemos ampliar nuestra mirada al mundo y ganar paz interior.
Entonces, ¿cómo podemos transformar nuestra relación con las matemáticas? El cambio es posible mediante un acompañamiento donde se abordan los aspectos cognitivos, conductuales y emocionales. Construir nuevos conocimientos desde un lugar de aprendizaje seguro, amable y atractivos; trabajar con el cuerpo, conociendo sus respuestas fisiológicas y conociendo ejercicios que nos aporten calma, así como haciendo consciente las creencias y aprendizajes implícitos sobre las matemáticas para poder reformularlas.
Dicen que las matemáticas están en todas partes, ¿te animas a descubrirlas?
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